lunes, 27 de marzo de 2017

Dulce Libertad

Me encierro en mi misma, para poder olvidar por completo donde estoy, quien soy. Para descansar un minuto, lo necesito. Un minuto eterno, casi inalcanzable. Pero lo hago. Me dejo llevar por la corriente de mis pensamientos, por mi imaginación. Que me lleva a un lugar completamente diferente. A un lugar que parece irreal, pero existe... Existe dentro de mi corazón. Porque allí puedo ser yo. Puedo incluso durante ese minuto alcanzar a parar mis pensamientos. Puedo ver incluso como el reloj se para, como las brújulas ya no indican el norte sino que un camino completamente nuevo, un camino sin descubrir. Puedo sentir la libertad en cada bocanada de aire que tomo, en la brisa de viento que abraza mi cuerpo. Y el sol que nunca me abandona. El mar, que parece no cansarse nunca de estar en un movimiento constante. Y las flores que parecen tener la fuerza de estar siempre vivas. La única palabra que podría describir ese lugar es, vivo. Sí, ese lugar parece estar completamente vivo. Nunca sé el rumbo que quiero tomar, simplemente me dejo llevar por el viento, por las olas, por la libertad. Allí soy completamente libre, libre del tiempo, libre de las pesadillas, solo yo y un sueño hecho realidad. Libre de las críticas, de la ansiedad, de todos los juicios... Y cuando se acaba esa libertad me doy cuenta de que ya no brilla el sol, de que el reloj marca las 00:00 y todo esta oscuro. A pesar de todo,c logro ver las estrellas que iluminan el negro cielo. Me doy cuenta de que ya no es un sueño, sino que la realidad. Pero es mi realidad, y la adoro con todas sus imperfecciones. Me tumbo en la cama y una vez más, me escapo a mi dulce libertad.